Entre el humo y la pared.

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“Probé el cigarrillo a los 14 años. Estaba en una fiesta y quería conocer el gusto. Cuando tengo plata, fumo una caja por día. Sino, compro un par de sueltos. Sé que hace mal y todo eso, pero es placentero. De noche, por ejemplo, si uno está tomando es esencial un cigarrillo”. (Sergio González).
"Empecé a fumar a los 15 años. Estaba en la casa de una amiga y ella me hizo probar. Durante los días de semana fumamos en el recreo, compramos una caja entre todas. Los viernes y sábado, en cambio, cada una tiene su paquete y lo termina en una noche. Fumamos en los boliches”. (Belén Frías).
Aunque en Tucumán se hable de prevención y concientización en lugar de prohibición por parte de las autoridades del Sistema Público de Salud, lo cierto es que la nueva ley que entrará en vigor a partir de Julio de 2006 impedirá fumar en los lugares públicos cerrados de esta provincia argentina.
A simple vista es muy delgada la línea que separa las libertades individuales de los derechos de mercado de las tabacaleras que se vuelcan a sectores cada vez más cercanos a la pubertad y la niñez, que es díficil aún como fumador pasivo dejar sentada una opinión a favor o en contra de dicha ley. Sólo mirando en profundidad puede descubrirse que toda libertad individual se pierde al momento de crearse una adicción o dependencia, que en el caso del tabaquismo cobra 40.000 vidas por año a causa de enfermedades vinculadas con el cigarrillo.
Marcos Bauzá.]
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