Veinticinco.
Particularmente no me agradan demasiado los números. Recuerdo que en el secundario tuve que practicar largas horas para comprender como se relacionaban éstos con sus derivadas, sus límites y sus integrales.
Con el tiempo aprendí a integrar muchas cosas, entendí que el tiempo no es más que una variable y que depende totalmente de mi capacidad de utilizarlo. Aprendí a fijarme metas, a superar mis propios límites, me di cuenta que no siempre se pueden realizar todas las operaciones y sin embargo puede sumarse experiencia al intentar resolver lo que se nos pone delante de los ojos. Vale la pena vivir, construir un futuro.
Y heme aquí, un simple partidario de las letras exprimiendo su mente en una simple ecuación:
Un año... más una vida bien vivida, igual a un ser humano que a través del tiempo intenta desarrollar lo mejor de sí.
Veinticinco años, veinticinco... marcando mis propias huellas, haciendo mi camino.
Marcos Bauzá.
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