¿La verdad láctea?
No hay actitud que resulte más siniestra o más grosera que la de embaucar a la gente aprovechándose de su credibilidad. Es una actitud perversa, que pretende mostrar blanco lo que en realidad es negro, e irrumpe en la sociedad por ambición desmedida de alcanzar mayores logros económicos a como de lugar. Sin embargo, algunos quedan en evidencia porque las mentiras, queridos lectores, tienen patas cortas y tarde o temprano son descubiertas.
La investigación de un periodista, da pie a que nos preguntemos si La Serenísima, la conocida empresa que se jacta de ser la verdad láctea, brinda a sus consumidores información certera sobre sus productos. No nos olvidemos que las normas legales vigentes establecen que "se trata de publicidad engañosa todas aquellas promociones o presentaciones que mediante informaciones erróneas induzcan a engaño, de manera tal que el consumidor tenga una expectativa equivocada sobre las particularidades y alcances de los productos."
Al publicitar a DANONINO como un producto cuya ingesta le permite a los niños alcanzar una mayor estatura, las empresas Mastellone hermanos y Danone actuaron por sobre las leyes, posiblemente porque consideran que su prestigio empresarial, con sus plantas industriales dando trabajo a centenares de personas, y sus millones invertidos en publicidad, las hacen una sociedad intocable. Lo cierto es que no está científicamente comprobado que los atributos mencionados hasta el hartazgo en las publicidades de DANONINO (léase ayudar a sostener el crecimiento durante los primeros años de vida de los niños) sean ciertos y lo que es peor la investigación de Juan Isidro González demostró que el producto estaba siendo elaborado, promocionado y puesto en las góndolas sin la debida autorización del Ministerio de Salud Pública de la Nación.
Marcos Bauzá.
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