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2.9.06

Corrupción, Coima y Poder.

Los tucumanos estamos tal vez demasiado mal acostumbrados a observar como se malversan fondos públicos en bolsones y clientelismo político, y del mismo modo vemos como nuestras quejas al respecto no son más que bocanadas de aire que se disuelven en la atmósfera etérea de la nada. Como si eso fuera poco diariamente debemos entrenar nuestros sentidos con agudeza para buscar información veraz e independiente, que no ceda ante las presiones del poder.

Todos los días al leer los diarios o ver la televisión local tenemos que hacer esfuerzos sobrehumanos para descifrar la información que nos presentan, usamos para ello diversas estrategias de las cuales las más certeras sean quizás seleccionar los temas que nos interesan y verificar dicha información con otras fuentes.

Informarse entonces se convierte en toda una odisea, más aún cuando la información es escasa o parcial, tornándose difícil llegar al quid de la cuestión y analizar con criterio lo expuesto.
En otras ocasiones la cantidad de información sobre algunos temas es excesiva y poco relevante, eso también puede ser frustrante e incluso llevarnos al hastío y la indiferencia. Tanta información nos sobrepasa, nos satura e impide comprender la totalidad de lo que se dice, por ello es sustancial ejercer nuestro derecho a elegir, seleccionando sólo aquello que sea verdaderamente importante.

La situación local podría resumirse mediante una expresión muy simple: Poco pan, mucho circo. Para hacer una muestra de ello los invito a conocer los detalles más significativos de un proceso en el que intervienen aspectos como corrupción, coima y poder. seguí leyendo

[Hace algunas semanas atrás asistimos a la puesta en escena de una magistral obra de teatro circunscripta en varios actos, protagonizada por dos gremios municipales en pugna por el poder tras las elecciones para renovación de autoridades. El sector oficialista, que responde al gobernador Alperovich, pretendía anular los comicios aduciendo fraude por parte de la lista opositora. Piñas van, piñas vienen. Bombas de estruendo, intervención judicial y cruce de declaraciones; hasta aquí la noticia no sorprende demasiado.

Lo sorprendente hubiera sido que los medios investigaran las razones de tales enfrentamientos, pero claro a veces es difícil ver los árboles cuando uno ha estado siempre en el bosque.

Tucumán es una provincia caracterizada por el silencio. Años de manipulaciones e imposiciones en las que se utilizó a los habitantes de estas tierras como tubo de ensayo de futuras maquinaciones. Basta con echarle la vista a nuestra historia reciente para aseverar estos mecanismos que aún hoy siguen vigentes.

En más de una ocasión no se toma en cuenta o se desprestigia algo por el sólo hecho de no aparecer publicado en una primera plana o no haber sido mencionado entre las noticias del día del informativo. Cosas que todos conocemos y que nadie se atreve a decir son impunemente silenciadas por los medios y de ese modo el esquema general de corrupción permanece intacto.

Además de mí ¿Alguien se anima a decir en público lo cansado que está de ver como se ejerce la corrupción y la coima en este país?

La coima de un inspector de tránsito municipal ronda entre los cinco y los cincuenta pesos, la misma representa sumas que no ingresan a las arcas públicas y por lo tanto no vuelven como beneficios sociales o mejoras de infraestructura. Es dinero que incrementa el capital de los que la reciben, junto a su ego y sus ansias de poder.

También es cierto que muchos prefieren pagarlas, por no decir la mayoría, para evitar el pago de las multas por infracciones cuyo valor es siempre superior y a veces impagable para los bolsillos de una clase media empobrecida.

Además existen coimas excelsas de cifras que superan los cuatro dígitos, pero estas claro sólo están reservadas para diputados, senadores, jueces o personas con alto rango jerárquico.

Todo esto es vox populi pero nadie investiga, nadie dice nada y todo sigue igual. ¿Las razones? Todos las conocemos. Todo el sistema está armado para vapulear de forma descarada cualquier tipo de iniciativa al respecto, pues sin dudas todo forma parte de una aceitada maquinaria que de modo organizado y sistemático va resquebrajando el respeto a las instituciones y en particular a los representantes que elegimos para que nos gobiernen.

El descreimiento que genera la corrupción sumerge al país en un círculo vicioso del cual resulta complicado salir. Aquellos que tienen intenciones de aportar lo mejor de sí al mejoramiento del país se alejan de la participación política, convencidos de que nada pueden hacer o porque no quieren sucumbir a la tentación que ofrece el vil metal y sus lacayos. Al quedar esos espacios vacíos, son ocupados por tiempo indefinido y de modo estratégico por los mismos de siempre.

Para modificar esta situación será necesario fortalecernos internamente y organizarnos en torno a la resolución de los conflictos que nos aquejan. No es una tarea sencilla, pero sin duda es algo que tenemos que hacer si es que realmente queremos vivir con dignidad.

Alperovich, acusado de hegemónico por amplios sectores de la sociedad tucumana, decidió correr algunas fichas de su tablero de ajedrez. Al ver que una lista opositora ganaba las internas del gremio del municipio capital dio directivas explícitas a los concejales para restarle poder. ¿Cómo? Promulgando una ordenanza mediante la cual se autoriza a la Policía de esta provincia a labrar actas de infracción de tránsito.

Piñas van, piñas vienen...
¿Hace falta decir que la policía reprimió a los municipales, que los ediles de la oposición también levantaron la mano calladitos y sin chistar, aprobando la ordenanza en tiempo récord?
Sí, es necesario saber eso también, pero aún más lo es conocer el trasfondo de una noticia como ésta que se repite con diferentes matices en un país donde reina la corrupción, la coima y en el que la lucha por el poder tiene aristas demasiado oscuras y siniestras como para ser mencionadas en los medios de comunicación tradicionales.
Marcos Bauzá.
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