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27.8.05

Los medios y la cultura de la violencia.

Cualquier abordaje que se haga del tema medios de comunicación debe partir de un análisis primario y toma de posición con respecto a una enorme serie de prejuicios y mentiras, que se dicen como verdades absolutas con respecto a los medios, producidas y repetidas por los mismos comunicadores, a veces en forma inconsciente y muchas otras con la clara intención de camuflar su mensaje y su real objetivo.

Los medios de comunicación tradicionales son y serán herramientas de control social, reproductores de la visión de las clases dirigentes y cumplen como tales una función variable que depende de los valores de quienes ostentan el poder. Por lo tanto, los medios están indisolublemente atados a los intereses de los capitales que los poseen en cuanto son propiedad privada pues viven de la publicidad y como se dice generalmente, quien paga la orquesta elige el repertorio.

A diferencia de los grandes medios de comunicación, los blogs permiten una transmisión de la información dinámica e independiente de los capitales, lo cual debe ser aprovechado al máximo por quienes utilizamos esta herramienta.

Los grandes medios tradicionales ejercen una suerte de dictadura en los criterios estéticos y de selección de la información, irrumpen con sus mensajes utilizando símbolos no compartidos por la totalidad de la población pero que de algún modo logran imponer el tono de la línea informativa, mostrando de este modo una especie de conciencia de esclavo de los comunicadores más alejados de la capital.

A mi entender, queda muy claro que de acuerdo a la selección del tipo de información y su desarrollo pueden definirse con claridad los patrones político-ideológicos de los comunicadores demostrando de esta manera que el periodismo es; después de la militancia partidaria; una actividad política por naturaleza.La formación de la llamada cultura de masas obedece en gran medida, al rol que juegan los medios de comunicación en la constitución de las sociedades modernas, sobre todo por parte de los medios audiovisuales. De hecho numerosos especialistas afirman que es imposible sostener a largo plazo una identidad cultural sin la producción de imágenes en movimiento, no por nada la televisión ha adquirido gran importancia.

Si entendemos la construcción de identidades sociales como las disputas simbólicas que se realizan entre distintos sectores para imponer valores, sentidos y patrones de comportamiento tal vez podamos llegar a comprender las razones por las cuales nuestra sociedad se encuentra agredida en la mismísima base de su cultura. (Recordemos que la televisión es el único medio que consumen adolescentes y niños).

La violencia estructural e institucional, es parte de los noticieros por doquier, al lado de la violencia delictiva, pero como videoclips, son imágenes inconexas en una especie de culto a la velocidad de la información en detrimento de los significados, los cuales son el único sentido de la comunicación, pues lo demás es sólo catarsis sin una dirección definida. La información tratada como una simple sucesión de imágenes tal como si fuera que hacemos zapping por la realidad, es particularmente peligrosa tratándose de hechos de violencia, y me refiero a toda la violencia que los noticieros muestran, no sólo aquella donde la sangre de las víctimas hace de pantalla de protección para ocultar los orígenes de la violencia radicada en garn parte en las acciones y omisiones del poder político.

La cultura impuesta por los medios de comunicación responde a la idea de globalización regida bajo las banderas del neoliberalismo, diseñado por los países más ricos para la dominación de los más pobres.

La violencia individual no es otra cosa que el reflejo de la violencia institucional, que en el caso de Argentina se ha ejercido sobradamente desde el estado, antes con la represión dictatorial, y ahora con la desocupación, la pobreza, el analfabetismo, la desprotección sanitaria y alimentaria y todo cuanto se les ocurra a los poderosos como garantía de supervivencia de sus privilegios y la dominación.

En muchas ocasiones se otorga a los periodistas el papel de juez y verdugo, de detective justiciero de la corrupción del poder, de defensores de una democracia joven e instituciones demasiado frágiles y débiles, pues este papel es muy grande para ser interpretado solamente por los periodistas.

Nuestra joven democracia requiere un periodismo, sobre todo el electrónico, mas científico y menos espectacular, dedicado a los significados. Un poco menos de soberbia y un poco más de fomento al espíritu crítico. Un poco más de tiempo para mostrar la realidad con el tañido de todas las campanas, en especial las de sonido más profundo.
Un periodismo que fortalezca los mejores aspectos de nuestra identidad y que sea respetuoso de las diferencias.

Marcos Bauzá.
(Editado del libro del periodista Koly Bader, Capitalismo, Neomafias y poder).

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